Por: Padre Sergio Checchi, SDB
Don Bosco, en los primeros tiempos de su sacerdocio, invitado por Don Cafasso, visitaba las cárceles. «Allí aprendí a conocer cuán grande es la malicia y la miseria de los hombres. Me horroricé al contemplar cantidad de muchachos, de doce a dieciocho años, sanos y robustos, de inteligencia despierta, que estaban allí ociosos, roídos por los insectos y faltos de alimento espiritual y material. En estos infelices estaban personificados el oprobio de la patria, el deshonor de la familia y su propia infamia. ërp ¡cuál no fue mi asombro y mi sorpresa cuando me di cuenta de que muchos de ellos salían con propósito firme de una vida mejor y que luego volvían a ser conducidos al lugar de castigo de donde habían salido pocos días antes!»
Entonces Don Bosco intuyó que más valía prevenir que remediar. Y así fue perfilándose y afinándose en él el «criterio de preventividad», que ha pasado a ser parte esencial del sistema educativo salesiano.
Esto no es absoluto: pues, además de aquellas visitas de Don Bosco a las cárceles y del episodio de la Correccional, ha sido frecuente en nuestra historia que algún salesiano se haya dedicado a la asistencia de los jóvenes presos, al rescate de los drogadictos, a la recuperación de los «niños de la calle». Pero Don Bosco comprendió que era preferible prevenir a los muchachos antes de que cayeran en las redes del mal, de la calle, de la vagancia, de las sectas, de los vicios, de la cárcel, de la soledad e inseguridad, de los mil peligros.
Éste era sólo el aspecto negativo de la preventividad. El aspecto positivo debía ser inculcar en la mente y en el corazón de los muchachos valores, criterios, hábitos de vida civiles y cristianos; fortalecerlos por dentro, alimentarlos con principios y costumbres de bien; no cansarse de hablar, instruir, recomendar, exhortar; crear en torno a ellos un ambiente sano, ejemplar y religioso; un ambiente de estudio y trabajo, de amistad y alegría, de «santo temor de Dios». Una formación por la que el muchacho casi por instinto rechazaba el mal y escogía el bien.