(Por: Mons. Victor Hugo Palma. Tomado de «Guia Liturgica Verbum Dei» del Domingo 19 de enero, 2020)
En este Segundo Domingo del Tiempo Ordinario, «tiempo de caminar en la santidad de los hijos de Dios, haciendo mien lo que tenemos que hace» (Papa Francisco), se nos invita de nuevo a tomar conciencia de nuestro lugar en el mundo: un lugar, rol e identidad para promover «todo lo bueno, noble y justo» (Fil 4,8).
Las palabras del Señor a Isaías: «Tu eres mi siervo, Israel, en ti manifestaré mi gloria», se refieren a todos los que formamos el nuevo Israel nacidos de nuevo por el Bautismo, como celebramos el domingo pasado. Somos los santificados que alaban al Señor en todo lugar, nos recuerda San Pablo.
Pero, ¿cómo desarrollar una misión, una acción en el mundo que a veces nos parece ajena a nosotros y sumamente dificil? He aqui de nuevo la escena del Bautismo del Señor, ahora contada por el Evangelio segun San Juan: el Bautista lo indica a todos como Cordero que quita los pecados del mundo. En hebreo, la palabra «cordero» se dice como «siervo» (thaliáh). Cristo es siervo de Dios porque cumple la voluntad del Padre, incluso como «cordero sacrificado por nuestros pecados».
Lo mueve la fuerza del Espiritu Santo: aquel que nosotros tambien recibimos en nuestro Bautismo, en los sacramentos, y que se hace fuerte cada dia mediante la oracion, meditacion de la Palabra y caridad para con los hermanos.
Al inicio aun del año nuevo 2020, dejemonos llevar «por el Espiritu y no por la carne» (Romanos 7,1ss). Desechemos la telaraña de la corrupcion, de pensamientos y derechos contrarios al camino de Dios. Rechacemos como hijos de Dios lo que se opone a su plan de salvacion como ideas generalizadas muy presentes en los espectaculos, en ciertos medios de comunicacion pero no por eso buenas o justas. «Dejarse llevar por el Espiritu significa muchas veces ser signo de contradiccion en medio de un mundo que quiere hacernos a su antojo y falsos valores».
Pidamos al Señor la sabiduria verdadera para las nuevas autoridades de la nacion: como Gobierno pueden hacer tanto mal si en su vida gobierna la carne disfrazada de laicismo, de simpatia por el populismo y no por la verdad, o tanto bien, si abren su mente y su corazon a la Verdad que viene de Dios.